El órgano ocular es bien conocido por ser sensible y susceptible a contraer enfermedades. Las mismas pueden ser desde leves hasta graves, dependiendo también de la etapa en la que se encuentren. La uveítis no obstante, es una enfermedad ocular que suele considerarse como grave, como podrás conocer en el presente artículo.
¿Qué es la uveítis?
Cuando se habla de la uveítis, se hace referencia a la enfermedad que consiste en la inflamación o hinchazón de la úvea, la cual es una estructura ocular ubicada en el centro del ojo, es decir, es la capa media del ojo. Esta es una zona bastante sensible a contraer infecciones y/o inflamaciones, por lo que no es fuera de lo común que se genere la uveitis.
Cuando una persona padece de uveítis, esto significa que una o más partes de la úvea se han visto afectadas de alguna manera, y debido a esto se genera la enfermedad. Puede surgir en un individuo de cualquier brecha generacional, pero suele ser más común en los jóvenes, o en su defecto, en las personas de edad media, siendo la mayoría (más no todos) de los pacientes personas que se encuentran entre los 20 y los 50 años.
Además, según las estadísticas suele ser la enfermedad raíz que produce ceguera total en aproximadamente 10-15% de los casos, por lo que es muy importante no tomársela a la ligera. Es una enfermedad cuyo principal síntoma suele ser el enrojecimiento de los ojos, sin embargo es fácilmente distinguible de otras enfermedades con este síntoma como la conjuntivitis o la blefaritis, debido a que a diferencia de ellas, no genera secreciones en la parte exterior del ojo.
La úvea
El globo ocular está formado por tres capas, siendo la primera o la que se ubica en la parte más interna la retina, la del medio la úvea, y la tercera o ubicada en la parte más externa del ojo la esclérotica. De este modo, la úvea es conocida como la membrana o la capa que se encuentra ubicada en la parte intermedia del ojo. A esta capa se le conoce por varios nombres, como lo son tracto uveal, cubierta media del globo ocular o túnica vascular, sin embargo todos hacen referencia a la misma estructura.
La úvea esta formada por tres partes fundamentales, de las cuales cada uno cumple funciones bastante específicas y de suma importancia para la buena funcionalidad del sentido de la visión. Estas tres partes son las siguientes:
- El iris: es la parte que le da color al ojo (es decir, permite que a una persona se le identifique con los ojos azules, marrones, etc). En él se encuentra la pupila, y su función, además de proporcionarle color, consiste en graduar al ojo para que se adapte a los diferentes ambientes de luz, parecido al lente de una cámara.
- El cuerpo ciliar: consiste en un conjunto de diversos músculos que cuentan con diversas funciones, entre las cuales se encuentran la producción del humor acuoso (ver artículo: presión intraocular) y amoldar la forma del cristalino para que se pueda adaptar y enfocar en ver objetos cercanos y lejnos, según sea el caso.
- La coroides: es una membrana formada en su totalidad por vasos sanguíneos y tejidos de carácter conector. Esta parte se une directamente con el nervio óptico, y su función es prevenir que la luz rebote sin control alguno en la parte interna del ojo.
Estas tres estructuras mencionadas, conviven en armonía y trabajan juntas, de manera que la visión se mantenga en condiciones óptimas. De este modo, la principal función de la úvea consiste en proporcionar nutrientes al globo ocular, a través de una serie de vasos, arterias y capilares sanguíneos que se ubican en la misma, los cuales transportan sangre alrededor de toda la zona ocular, de manera que cada estructura y proceso reciba las cantidades que sean necesarias.
Clasificación de la uveítis
Tradicionalmente se conocen cuatro tipos de úvea en los cuales se clasifican a los pacientes de esta enfermedad, de acuerdo a el lugar en el cual se localice la afección generada. Esto tipos son los siguientes:
- Uveítis anterior: es comúnmente conocida como iritis, debido a que se localiza en la zona del iris, aunque en algunas ocasiones también se han visto casos en donde afecta al cuerpo ciliar, conocidos como iridociclitis. Es la más común de todos los tipos de uveítis, y suele ser recurrente en el paciente que la padece, llegando en algunos casos a convertirse en casos crónicos.
- Uveítis intermedia: otro de los nombres por el cual esta enfermedad es conocida en el mundo médico es como parsplanitis, debido a que cuando una persona padece de este tipo de uveítis se le inflama la pars plana, la cual queda ubicada entre el iris y la coroides. Por lo general afecta a individuos de temprana edad y no suele generar mayores complicaciones, pero cuando se vuelve grave puede incluso producir hemorragias oculares.
- Uveítis posterior: algunos términos usados para nombrar a esta clasificación de la enfermedad son coroiditis o coriorrenitis, debido a que se suele ver afectada la coroides, y si se extiende más la retina también, debido a que estas estructuras tienen contacto directo.
- Panuveítis: a la enfermedad se le clasifica como panuveítis cuando la úvea en su totalidad se ve afectada, es decir, las tres estructuras o partes de la misma cuentan con la afección. Este suele ser considerado el tipo más grave de uveítis, por lo que se debe evitar a toda costa el llegar a este estadio de la enfermedad.
Causas de la uveítis
En la actualidad, y a pesar de todos los avances que se han logrado en materia médica, es desconocida la patología concreta y certera por la cual se genera la enfermedad, sin embargo existen varios indicios. En términos generales, se considera que la uveítis está directamente relacionada con diversos tipos de patologías o afecciones de carácter sistémico, algunas de las cuales pueden ser el SIDA, la artitris, el herpes, la sífilis, la psoriasis, la enfermedad de Kawasaki, entre muchas otras.
En el caso de los tipos particulares de uveítis particulares, se cree que la anterior puede ser provocada por algunas enfermedades autoinmunes, la intermedia se ha visto asociada a la enfermedad de Crohn o a la esclerosis múltiple (aunque no se encuentra totalmente comprobado), y la posterior la suelen relacionar con algun tipo de infección de carácter sistémico o una enfermedad clasificada como autoinmune.
No obstante, a pesar de todas las conjeturas médicas e investigaciones que se han realizado hasta el momento, no es posible hablar de causas puntuales por las cuales se genera la enfermedad, y se tendría que tomar en cuenta el cuadro clínico de cada caso específico para ver si cabe la probabilidad de diagnosticar cual es la causa por la cual apareció la uveítis en ese individuo en particular.
También se ha demostrado que en esporádicas ocasiones la uveítis puede ser causada por un hongo. De igual manera, está comprobado que consumir altas cantidades de tabaco incrementan el riesgo de que se genere uveítis, por lo que se debe tener cuidado con esta adicción.
Otra causa por la cual se considera la persona puede sufrir de uveítis es por la exposición del globo ocular a lesiones traumáticas o a toxinas dañinas.
Síntomas de la Uveítis
La uveítis se puede desarrollar tanto en un solo ojo como en ambos, de acuerdo a la manera en la que se desarrolle la inflamación, y suele aparecer de manera súbita, es decir, no se observan síntomas de manera gradual. Existen una gran cantidad de síntomas que permiten detectar la aparición de esta enfermedad, de acuerdo a la zona de la úvea en la cual se observe la inflamación, por lo que entre los más generales y comunes se encuentran los siguientes:
- Enrojecimiento de los ojos.
- Visión ligeramente borrosa.
- Fotofobia o hipersensibilidad a la luz de cualquier tipo.
- Dolor en todo el globo ocular afectado, que puede ir desde leve hasta intenso.
- Ceguera parcial o ceguera temporal.
- Manchas flotantes que afectan la visión.
- Hipopión (área del iris que normalmente es de color blanco comienza a oscurecerse).
- Lagrimeo excesivo.
Siendo el síntoma más común en las enfermedades oculares o de los ojos el enrojecimiento de los ojos, es necesario tener cuidado a la hora de la aparición del mismo, debido a que puede ser una enfermedad común y leve como la conjuntivitis, pero también puede ser un caso de algo más grave como uveítis, por lo que es importante que el enfermo se haga ver la visión y confirme que no posee nada de lo cual preocuparse.
Diagnóstico de la uveítis
Lo primero que debe realizar el doctor para verificar si efectivamente la persona padece de uveítis es un examen ocular u oftalmológico completo que le permita determinar el estado de irritación o inflamación en el que se encuentran las estructuras del ojo. Para la realización de este examen el médico en primera instancia le solicita al paciente que describa los síntomas que ha estado padeciendo y le pide que realice un historial de sus enfermedades oculares y del uso de lentes o gafas de contacto (si aplica).
Luego de que realiza todas las anotaciones necesarias, procede a hacer una revisión del nivel de agudeza visual que posee el paciente, y para esto utiliza una tabla de Snellen, la cual le permite saber que tan nítida es su visión a lo lejos y cual de los dos ojos se encuentra trabajando con una mejor visión.
Finalmente, utiliza una lámpara de hendidura para verificar en que estado se encuentran todas las estructuras internas de manera detallada y cercana, permitiéndole así estar atento ante cualquier inflamación o protuberancia anormal que pudiera aparecer.
Una vez que el examen ocular ya fue realizado y la persona es diagnosticada con uveítis, el médico suele solicitar la realización de exámenes de sangre, exámenes de la piel o tomografías radiológicas, que le permitan realizar un diagnóstico más completo y conciso de la enfermedad y al mismo tiempo descartar la presencia de cualquier infección o virus, así como también corroborar el nivel en el que se encuentra el sistema inmunitario del paciente.
En algunos diagnósticos puntuales se solicitan evaluaciones extra, tales como una biopsia del globo ocular, de manera que sea posible determinar si hay algún tipo de ADN, moléculas o células que puedan determinar la causa de la aparición de la enfermedad y el diagnóstico sea así más preciso. De igual forma, si el paciente presenta uveítis intermedia y se encuentra en una edad mayor a los 25 años, se le solicita la realización de una resonancia magnética (RM) del cerebro y la columna vertebral, para así verificar que no posea esclerosis múltiple.
Tratamiento de la uveítis
Al igual que con la mayoría de las enfermedades de la vista más comunes, se han desarrollado una gran cantidad de tratamientos naturales para combatir la uveítis a lo largo de la historia, los cuales aún hoy en día, con todos los avances tecnológicos, médicos y farmacológicos existentes, se mantienen en vigencia.
Sin embargo se recomienda no valerse únicamente de los tratamientos naturales, debido a que esta es una enfermedad sumamente delicada que puede generar consecuencias bastantes graves en la visión y el globo ocular si no es tratada.
Lo más recomendable entonces es combinar el tratamiento médico con el tratamiento natural, de manera que se extiendan las posibilidades de volver más rápido el proceso de curación de la persona enferma.
Tratamientos naturales
Como ya fue mencionado, existen una gran variedad de medicinas o recetas naturales que se creen pueden ayudar considerablemente al proceso de curación de la uveítis en cualquiera de sus clasificaciones. Uno de los más usados es la vitamina C y E ingeridas en conjunto pueden ser bastante beneficiosas, debido a que son antioxidantes que son capaces de combatir a los radicales libres, los cuales son unos químicos perjudiciales que influyen notablemente en la causa del surgimiento de la uveítis.
También se recomienda la utilización de otros antioxidantes tales como ácido lipoico, betacaroteno, bioflavonoides cítricos, arándanos, vitamina A, luteina, selenio y las proantocianidinas oligoméricas, los cuales estarían cumpliendo las mismas funciones de las vitaminas C y E.
Se han planteado también la utilización de otros componentes naturales para ayudar al tratamiento farmacológico de la uveítis, sin embargo estos no poseen ningún fundamento médico o investigativo, es decir, están basados en las creencias de la gente. Estos remedios naturales son el aceite de pescado, el aceite de linaza, el extracto de hojas de olivo, el trébol rojo, el zinc y los diferentes complejos de vitamina B (tales como de la B1 a la B3, la B5 y B6, la B12, la biotina, inotisol, colina, folato, entre otros).
Si bien aún no se ha comprobado la efectividad de los tratamientos planteados anteriormente, no causan ningún perjuicio al acompañar al tratamiento farmacológico, por lo que cada individuo es libre de usar el que considere más conveniente y eficaz de acuerdo a sus costumbres y creencias.
Tratamientos farmacológicos
El tratamiento que se aplica a un paciente con uveítis varía considerablemente, de acuerdo a la gravedad de la enfermedad y al tipo de uveítis que posea, y es necesario que sea tratado lo más pronto posible luego de que aparezca la enfermedad, para evitar futuras complicaciones. De esta manera, se pueden distinguir varios tipos de tratamientos, entre los cuales se pueden encontrar los siguientes:
- Cuando la uveítis se da debido a una infección, el tratamiento que se suele aplicar es la utilización de antibióticos. También, dependiendo del caso, se le puede aplicar corticoesteroides, los cuales son antiinflamatorios que tiene una gran potencia de acción.
- Cuando la persona posee iritis, se le receta gotas oftálmicas con esteroides y gotas oftálmicas para dilatar la pupila, las cuales funcionan para aliviar el dolor y reducir la inflamación. De igual manera se le recomienda a la persona la utilización de gafas oscuras para evitar la exposición excesiva a los rayos UV del sol o a otras luces incandescentes.
- Si se trata de un caso de uveitis intermedia o parsplanitis, se receta la utilización de esteroides en cualquiera de sus presentaciones, es decir, como gotas oftálmicas o como medicamentos orales.
- En individuos con uveítis de origen inmunólogico o en casos crónicos y agudos, se recomienda la utilización de corticoides y de fármacos inmunomoduladores para controlar y reducir la inflamación. Sin embargo, estos medicamentos suelen generar efectos secundarios, por lo que es necesario mantener un chequeo periódico estricto sobre estos pacientes.
A pesar de que estos tratamientos suelen ser los más frecuentados, siempre se debe realizar un diagnóstico previo completo para validar que la persona no necesite un medicamento adicional. De igual forma es necesario que este diagnóstico sea bastante completo
Es importante también que el tratamiento sea realizado por un médico especialista en el área, debido a que de acuerdo a este es que se recetara el tratamiento más conveniente, y si una persona no utiliza el mejor tratamiento desde las primeras etapas de la enfermedad, puede empeorarle la misma hasta generar consecuencias irreparables, como por ejemplo la perdida definitiva de la visión, en el peor de los casos.
Pronóstico
El pronóstico de la uveitis es sumamente variable, y depende en su gran mayoría del tipo de uveitis que contraiga la persona y la efectividad del diagnóstico y tratamiento que se le aplique, es decir, una persona puede ser de una uveitis leve, pero si el tratamiento no es el adecuado o es diagnosticada muy tarde, puede llegar a sufrir las mismas consecuencias que un paciente que sufra de uveitis severa.
De esta manera, aquellos pacientes que sufren de uveitis anterior y cuentan con un diagnóstico y tratamiento adecuado, no suelen durar con la enfermedad por más que unos pocos días o máximo 2 semanas, y una vez que desaparece la enfermedad en su totalidad con los síntomas, no suele dejar secuelas ni complicaciones graves. Sin embargo, es bastante frecuente que la persona presente recaídas frecuentes cuando sufre de este tipo de uveitis, por lo que debe estar bastante pendiente y mantenerse al día con los chequeos médicos.
Cuando una persona padece de uveitis posterior, la situación suele tornarse mucho más complicada que en el caso anterior. Este tipo de uveitis puede durar desde varios meses hasta incluso años, aún cuando se cuente con el tratamiento adecuado y el diagnóstico haya sido lo más pronto posible. De este modo se debe tener muchísimo cuidado con la uveitis posterior, porque la mayor parte de las veces genera perjuicios graves que distorsionan la visión, y si no es bien tratada puede incluso ocasionar una pérdida completa de la misma.
Complicaciones
Debido a la gravedad de esta enfermedad, las complicaciones suelen generarse con bastante frecuencia, sobretodo en los casos que presentan uveitis posterior o panuveítis, pero inclusive aquellos que sufren de uveítis leve como la uveítis anterior, son susceptibles a verse afectados por complicaciones debido a la enfermedad.
Así, una persona que ha sufrido de uveítis anterior tiene altas probabilidades de recaer en la enfermedad, como ya se mencionó anteriormente. Cuando esto sucede con demasiada frecuencia, la visión de la persona se puede ver tan afectada como con uveítis posterior, y se vuelve necesario recurrir al uso de un tratamiento que reduzca la aparición tan frecuente de esta enfermedad, de manera que la persona no tenga que preocuparse de manera exagerada por la misma.
En el caso de que la persona presente uveítis posterior, el cuadro clínico se torna muchísimo más delicado, pudiendo producir incluso otras enfermedades oculares. Cuando una persona padece de esta enfermedad, es bastante común que durante el transcurso de la misma padezca también de afecciones como lo son el glaucoma, las cataratas o la neovascularización (que es la producción de nuevos vasos sanguíneos extra en el ojo), obligando a la persona a no solo someterse a tratamiendo de uveítis, sino también de la enfermedad generada.
En el peor de los casos, la uveítis puede generar la pérdida total de la visión, de manera irreparable. Debido a esto es sumamente importante que la persona cuente con los médicos y tratamientos naturales, que le impidan llegar a este extremo, ya que, aunque es lo último que le puede suceder a un paciente con uveítis, no es tan improbable que la enfermedad se desarrolle de esta manera, sobretodo si la persona no se cuida.
Prevención
No existe realmente un método que sea totalmente efectivo para prevenir de manera definitiva la enfermedad. Sin embargo, si es posible reducir las probabilidades de padecerla, así como también una vez que la persona padece por primera vez la enfermedad es posible disminuir las probabilidades de reincidencia, lo cual resulta de suma importancia para cuidar la visión y mantenerla en condiciones ópticas. De esta manera, algunas medidas de prevención que se deben tomar en consideración son las siguientes:
- Evitar el consumo del tabaco: ha sido comprobado científicamente que las personas que fuman tienen mayores probabilidades de padecer de uveítis que aquellos que no son adictos al cigarro, debido a que el tabaco es un desencadenante directo de la uveítis, ya que contiene radicales libres que provocan o influyen en la inflamación muscular.
- Mantener una buena higiene de las manos y los párpados: los ojos son unas de las estructuras más sensibles del cuerpo humano, y se encuentra susceptibles a contraer todo tipo de enfermedades. Para evitar que esto suceda, es importante mantenerlos lo más limpios posibles, utilizando trapos limpios húmedos para remover cualquier suciedad. De igual forma, se debe evitar en la medida de lo posible restregarse los ojos con las manos, pero en caso de establecer este contacto, es importante que las manos estén limpias.
- Evitar el uso de lentes de contacto: esta medida se debe de tomar cuando una persona ha sufrido de un brote de uveítis, o cuando se encuentra en pleno auge de la enfermedad. Esto se debe a que los lentes de contacto son propicios a contraer muchas bacterias, que pueden empeorar la condición en que se encuentre la afección de la persona. Por otro lado, las gafas si se pueden usar con total normalidad, y solo se debe reactivar el uso de lentes de contacto cuando el médico especialista así lo apruebe.
- Apegarse al tratamiento: es de suma importancia que cuando una persona sufre de uveítis siga al pie de la letras las instrucciones dadas por su médico. Saltarse una de las horas en que se debe aplicar el tratamiento no traerá ningún beneficio al paciente, simplemente ralentizará el proceso de curación y provocará que la persona aumente las probabilidades de sufrir graves consecuencias.
- Ser consecuente con las visitas al médico: es importante que el paciente acuda lo más pronto posible al especialista una vez que presente cualquiera de los síntomas, y una vez diagnosticado y con tratamiento, es primordial que acuda a todas las citas pautadas con el médico y se realice todos los exámenes pertinentes, de manera que se pueda llevar un buen control de la enfermedad y se mantenga un chequeo periódico sobre sus avances y mejoras, para que así el enfermo mejor en el menor tiempo posible.