Al momento de realizar cualquier intervención quirúrgica es necesario que la persona cuente con los cuidados necesarios luego de la operación para contar con una buena recuperación. Eso sucede con el postoperatorio de la otoplastia, del cual se hablará en el siguiente artículo.
¿Qué es la otoplastia?
Cuando se habla de otoplastia se hace refencia a una cirugía o intervención quirúrgica en la cual se corrige cualquier deformación con la que puede contar la persona en su oreja (de ahí el prefijo oto). No se puede mencionar una deformación específica debido a que esta es una operación bastante general, que abarca un campo muy grande.
Sin embargo, la causa más común por la cual se utiliza esta operación es para reducir el tamaño de las orejas de una persona, y debido a esto se le conoce como la cirugía de las orejas de asa. Es una operación que puede ser realizada en personas de cualquier edad, desde niños pequeños hasta adultos ya mayores, siempre y cuando la persona se encuentre en las condiciones óptimas para ser intervenida quirúrgicamente.
En los métodos tradicionales que se utilizaban para realizar esta operación, el cirújano debía realizar una incisión por detrás de la oreja ya que esto era lo que le permitía remodelar el cartílago, sin embargo, y gracias a los grandes avances que ha realizado la medicina, hoy en día es posible realizar la otoplastia sin necesidad de realizar una incisión, lo que deje un trabajo mucho más acabado y perfecto, y un postoperatorio de la otoplastia mucho más sencillo y con una menor cantidad de riesgos (ver artículo: dolor de oído)
Es importante mencionar que esta es una operación que no cuenta con ningún tipo de nivel funcional, el carácter de realizar esta operación es meramente estético, es decir, se realiza con el fin de mejorar la condición física de la oreja de la persona de manera que las estructuras se encuentren todas en el lugar más adecuado y además las orejas de ese individuo se vuelvan mucho más agradables a la vista y él o ella se pueda sentir satisfecho con su cuerpo (ver artículo trauma acústico)
Preoperatorio
Antes de realizar la operación, es necesario que el médico realice una serie de evaluaciones y solicite la realización de ciertos exámenes, debido a que gracias a ellos es capaz de determinar si la persona se encuentra apta para ser sometida a una intervención quirúrgica, o si por el contrario presenta alguna condición que podría generar complicaciones a la hora de modificar mediante un método quirúrgico su oreja (ver artículo: medicamento para el dolor de oído)
Además, es necesario que el médico se siente extensamente a hablar con el paciente para ver de qué manera quiere que sea la nueva forma de su oreja, para así garantizar el éxito y la conformidad tanto del médico como del paciente. Una vez establecido claramente esto, y comprobado que la persona puede ser intervenida, se procede a pautar la fecha y hora de la operación, recomendándole a la persona asistir con un acompañante que lo ayude al salir de la intervención quirúrgica.
Durante la operación
La persona puede ser trabajada con anestesia local o con anestesia general, pero la mayoría de los médicos se decantan por la local. Una vez que la anestesia ha surgido efecto, el médico procede a realizar los procedimientos quirúrgicos necesarios, y cuando termina el procedimiento cierra la herida y la venda. Esta cirugía suele tener un tiempo de duración de entre una y dos horas, y por lo general los pacientes pueden ir inmediatamente a casa.
Postoperatorio de la otoplastia
Por lo general las personas presentan pocos efectos secundarios luego de la operación, y la recuperación en su totalidad tarde un tiempo aproximado de seis semanas. Cuando la operación es realizada en un adulto, se le suele recomendar un máximo de tres días de reposo, pero cuando es un niño el paciente se le recomienda mínimo una semana de reposo antes de volver a sus actividades diarias, para prevenir cualquier accidente.
Se recomienda más tiempo de reposo en los niños que en los adultos debido a que ellos tienden a ser más bruscos y menos cuidadosos, por lo que jugando o corriendo en el colegio pueden recibir un mal golpe y abrir la herida que aún no se ha cicatrizado, volviéndose la situación muy delicada. Aún cuando a la semana la herida no está totalmente sanada, ya el peligro es menos, e igual se le advierte al infante que debe tener cuidado.
Es igual de importante que el paciente no retire las vendas antes de que el cirujano lo considere necesario, debido a que esto solo traería problemas y evitaría que los resultados se convirtieran en los deseados.